Entradas

Imagen
  Judit decapitando a Holofernes cuadro de Artemisia Gentileschi Las ideas juegan con las gotas de lluvia   Las cinco de la tarde. Desde mi habitación de confinamiento miro a través de la puerta vidriera caer  la lluvia silenciosa y otoñal sobre el jardín y la calle, ausente de personas.  Me distraigo porque  la observo, esperando que cada gota me dibuje una idea.  Sin embargo, comienzo a escribir el cuento para el taller de literatura. Tiene que iniciarse con el disparatado fragmento que pergeñé en clase  con  palabras que comiencen con la letra D: dócilmente Delia daba delicias diluidas en decilitros de delicados y diferentes dosajes de dulces dátiles, decantadas por décadas en diseñados dédalos decimonónicos. No sé cómo seguir. ¿Qué hago con los decilitros?   Al alcance de mi mano, sobre el escritorio, está  abandonado el libro de arte. Lo abro al azar. Aparece el cuadro de Artemisia Gentileschi “Judit matando a Holofernes”, borracho total por haber bebido innumerables
  La fotografía                               Hay sin duda algo misterioso e incomprensible en la manera en que a veces se disponen los desbocados caprichos de la imaginación…                                                                                                    Edgar Allan Poe, Un sueño,   Laura Campos se dispuso a realizar el trabajo encargado por la editorial en la que trabajaba: una serie de fotografías de la naturaleza, y con ellas hacer un collage que evocara paz, belleza y espiritualidad para la tapa de un libro de autoayuda. Se dirigió con el auto hacia el parque de las afueras de la ciudad. Un lugar apropiado por su exuberante vegetación. Era   día de semana. No habría casi gente. Las 10 de una mañana luminosa. Se adentró por uno de los angostos y sinuosos caminos de tierra, poco transitado, sombreado por las ramas de los grandes árboles de sus orillas. Como suponía, no había nadie. Podría trabajar con tranquilidad. Bajó del auto, comenzó a observar
  Microrrelatos   Troya Los griegos fabricaron un gran caballo de madera. Un grupo de élite se ocultó en la panza. Lo dejaron frente a las puertas de la muralla de Troya como obsequio. Simularon retirarse. Los troyanos dudaban. En el artilugio estaban cansados de esperar, amontonados e incómodos. Uno decidió fumar un   cigarrillo negro y fuerte de los que acostumbraba. Comenzaron a toser en forma incontrolable. Salieron medio ahogados. Huyeron hacia el campamento y subieron a los barcos. Troya se salvó.   Ajedrez Nadie jugaba al ajedrez con el científico, construyó entonces un autómata   con inteligencia artificial para que jugara con él. El robot ganaba siempre. Un día el científico hizo jaque mate. El engendro, furioso, lo estranguló.   Siglo XXI Los medios de comunicación están saturados de conferencias, seminarios, opiniones, cursos, sinopsis de libros, futurologías, nefastas predicciones, explicaciones filosóficas y técnicas acerca de la inteligencia artificial.
  Microficciones   Desacuerdo ¡Apártate!, grita la placa tectónica oceánica a la placa tectónica continental. Ninguna cede. Una de ellas se hunde bajo la otra. Mendoza tembló el 23 de junio de 2021 a las 20:20h. La boda Todos los medios de comunicación difundieron la noticia: el Sol se casaba con la Luna. No fue una buena idea. Discutían. No se ponían de acuerdo cuando le correspondía a cada uno hacerse ver. A ninguno de los dos le gustaba quedarse solo en el cielo. Se produjo una gran confusión en la Tierra. No se sabía cuando dormir ni cuando despertar. Tanto fue el desorden que se divorciaron para no arruinar el orden del Universo. Teoría política Nadie superó a Penélope en política comunicacional: veinte años con el relato del tejido. Todos se lo creyeron. Ironía Dios creó el mundo para que el hombre lo perfeccione Cuento El lobo acompaña a Caperucita a través del bosque. Se come al leñador que la observa, estaba en la trata.      
  La silla   Es una silla común, de madera, cuatro patas, respaldo, asiento de esterilla un poco hundido. Tendría que poner un almohadón. No me levantaré a buscarlo. No lo haré. Mi silla es mi lugar en el mundo. Hace días que estoy sentado en ella. Tiraron un sobre por debajo de la puerta. Seguro, es el aviso de despido. No lo recogeré. Abulia, apatía y desgano en un vacío oscuro, tenebroso, sin límites. Mi vida siempre a la deriva. Ya no como, no limpio. Ya no leo a Borges. El libro quedó abandonado sobre la mesa. El polvo va cubriendo todo. Tic, tic, tic, escucho la gota de agua   caer sobre una cuchara en la pileta de la cocina. No me levantaré a cerrar la canilla. Pienso que en algún momento me levantaré para ir al baño, acostarme en la bañera y abrirme las venas con la cuchilla de afeitar que hace tiempo tengo guardada, porque ya no me afeito. Quiero dejar de respirar. Pero pienso que la silla quedará sola. Nadie se sentará en ella. ¿Cómo la voy a dejar sola?    
  Los insomnes escuchan radio          Julio Lemos llegó a la emisora municipal FM “Noticias verdaderas” donde se encargaba de   transmitir el programa de madrugada “ Los insomnes”.   Era la una y veinte. Faltaban diez minutos para comenzar. Gervasio Gálvez, el operador, estaba preparado. Siempre lo escuchaba un grupo de oyentes insomnes. Interactuaban: Julio o uno de ellos proponía una consigna y la comentaban. Julio no había pensado nada y esperaba que alguno lo hiciera. Un oyente, que dijo llamarse Javier, propuso que entre los escuchas elaboraran un cuento policial. Dijo, además, que era la primera vez que participaba. Sin embargo Julio creyó reconocer la voz… o tal vez le pareció.      Varios oyentes se comunicaron con la radio, dijeron que era una idea brillante.   Pasarían una noche entretenida, y tal vez misteriosa. Julio estuvo de acuerdo.     ─ ¿Qué tipo de cuento policial hacemos?─ preguntó Ana─ ¿del género clásico o el policial negro?      ─ Como buenamente nos sal

EL MANUSCRITO

Imagen
 Mi gato y el manuscrito Mi gato me despertó a las cinco de la madrugada… ¿o las cinco de la tarde?    Hace tal vez diez años. Estaba en mi cama. No podía dilucidar en qué tiempo, en qué día, en qué año me despertó mi gato. Había hecho algo… ¿qué?... ¿en qué momento?... ¿cuándo? La confusión me impedía razonar. Solo, ni mi padre ni mi madre estaban, ni mi hermano pequeño. Partieron.     Poco a poco fui recordando. Desde el origen.         En el pre nacimiento mi alma se encontraba con muchas otras en un lugar lejanísimo de una galaxia que los astrónomos no han logrado ubicar.    Un ser inescrutable ordena a cada una, en un momento infinitesimal,   el viaje a la Tierra para habitar en algún ser humano con mayor o menor suerte. Mi alma fue ubicada en un útero que no elegí provocado por un espermatozoide que tampoco elegí. Largos meses de oscuridad en un ámbito acuoso. Luego el horrible pasaje por un estrecho pasadizo. Todavía escucho mis gritos. Nunca pude atravesar un pasillo an