¿Has visto a Brenda?

 

Cerró la puerta y bajó rápidamente la escalera.

                                                                                Embargo, José Saramago

 

Brenda baja rápidamente la escalera. No le gusta el ascensor. Es un día primaveral. Soleado. Sin embargo, Brenda tiene puesto un vestido de lanilla rosa y un  cárdigan rojo, con medias escocesas de lana, la ropa que más le gusta. Camina calle abajo a la casa de la abuela. Se detiene en el quiosco y pide una Rhodesia. 

Pero no tengo monedas”, dice.

─ No importa, cuando las tengas me la pagas─, contesta comprensivo don Servando.

Brenda sigue caminando mientras come la golosina. Se detiene a mirar la vidriera de la mercería. Ve un broderie que le gusta. Piensa que quedaría muy bien en la blusa que le está cosiendo la abuela. Entra y se lo pide a la vendedora, le explica para qué es.

─ Con un metro alcanzará─, dice la vendedora.

─ Pero no tengo monedas.

─ Después me lo pagas.

Brenda cruza la calle. Un auto frena a pocos centímetros.

─ ¡Tienes que cruzar por la senda peatonal!─, grita el conductor.

─ No sé qué es eso ─, le dice Brenda.

En la otra vereda, en la esquina, está el barcito. Brenda se sienta afuera a una mesa, pide una chocolatada a Silvi, la moza, pero no tiene monedas le explica. Silvi igual le sirve la chocolatada.

 

Agustín llega corriendo a la casa para ver a Brenda. De un salto sube los dos escalones. La puerta está abierta. Todo en orden. En el dormitorio, un cajón de la cómoda abierto y revuelto. Mira, solo faltan las medias escocesas.

Sale a la calle. Pregunta a todos y a cada uno “¿Has visto a Brenda?”

─ Pasó por aquí ─, contestan todos y cada uno.

La encuentra en el barcito.

─ ¿Quieres una chocolatada?─, pregunta Brenda.

─ Ahora no. Vamos.

La toma de la mano. “Vamos a la casa de la abuela”, pide Brenda.

Caminan hasta la clínica cercana. El neurólogo que la atiende afirma después de escuchar a Agustín: ─ El alzheimer está avanzando. Déjela una hora. Haré un control.

 

Agustín, el hijo de Brenda, recorre los negocios del barrio pagando lo que su madre compró y consumió.

 

 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog