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  Microficciones   Desacuerdo ¡Apártate!, grita la placa tectónica oceánica a la placa tectónica continental. Ninguna cede. Una de ellas se hunde bajo la otra. Mendoza tembló el 23 de junio de 2021 a las 20:20h. La boda Todos los medios de comunicación difundieron la noticia: el Sol se casaba con la Luna. No fue una buena idea. Discutían. No se ponían de acuerdo cuando le correspondía a cada uno hacerse ver. A ninguno de los dos le gustaba quedarse solo en el cielo. Se produjo una gran confusión en la Tierra. No se sabía cuando dormir ni cuando despertar. Tanto fue el desorden que se divorciaron para no arruinar el orden del Universo. Teoría política Nadie superó a Penélope en política comunicacional: veinte años con el relato del tejido. Todos se lo creyeron. Ironía Dios creó el mundo para que el hombre lo perfeccione Cuento El lobo acompaña a Caperucita a través del bosque. Se come al leñador que la observa, estaba en la trata.      
  La silla   Es una silla común, de madera, cuatro patas, respaldo, asiento de esterilla un poco hundido. Tendría que poner un almohadón. No me levantaré a buscarlo. No lo haré. Mi silla es mi lugar en el mundo. Hace días que estoy sentado en ella. Tiraron un sobre por debajo de la puerta. Seguro, es el aviso de despido. No lo recogeré. Abulia, apatía y desgano en un vacío oscuro, tenebroso, sin límites. Mi vida siempre a la deriva. Ya no como, no limpio. Ya no leo a Borges. El libro quedó abandonado sobre la mesa. El polvo va cubriendo todo. Tic, tic, tic, escucho la gota de agua   caer sobre una cuchara en la pileta de la cocina. No me levantaré a cerrar la canilla. Pienso que en algún momento me levantaré para ir al baño, acostarme en la bañera y abrirme las venas con la cuchilla de afeitar que hace tiempo tengo guardada, porque ya no me afeito. Quiero dejar de respirar. Pero pienso que la silla quedará sola. Nadie se sentará en ella. ¿Cómo la voy a dejar sola?    
  Los insomnes escuchan radio          Julio Lemos llegó a la emisora municipal FM “Noticias verdaderas” donde se encargaba de   transmitir el programa de madrugada “ Los insomnes”.   Era la una y veinte. Faltaban diez minutos para comenzar. Gervasio Gálvez, el operador, estaba preparado. Siempre lo escuchaba un grupo de oyentes insomnes. Interactuaban: Julio o uno de ellos proponía una consigna y la comentaban. Julio no había pensado nada y esperaba que alguno lo hiciera. Un oyente, que dijo llamarse Javier, propuso que entre los escuchas elaboraran un cuento policial. Dijo, además, que era la primera vez que participaba. Sin embargo Julio creyó reconocer la voz… o tal vez le pareció.      Varios oyentes se comunicaron con la radio, dijeron que era una idea brillante.   Pasarían una noche entretenida, y tal vez misteriosa. Julio estuvo de acuerdo.     ─ ¿Qué tipo de cuento policial hacemos?─ preguntó Ana─ ¿del género clásico o el policial negro?      ─ Como buenamente nos sal

EL MANUSCRITO

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 Mi gato y el manuscrito Mi gato me despertó a las cinco de la madrugada… ¿o las cinco de la tarde?    Hace tal vez diez años. Estaba en mi cama. No podía dilucidar en qué tiempo, en qué día, en qué año me despertó mi gato. Había hecho algo… ¿qué?... ¿en qué momento?... ¿cuándo? La confusión me impedía razonar. Solo, ni mi padre ni mi madre estaban, ni mi hermano pequeño. Partieron.     Poco a poco fui recordando. Desde el origen.         En el pre nacimiento mi alma se encontraba con muchas otras en un lugar lejanísimo de una galaxia que los astrónomos no han logrado ubicar.    Un ser inescrutable ordena a cada una, en un momento infinitesimal,   el viaje a la Tierra para habitar en algún ser humano con mayor o menor suerte. Mi alma fue ubicada en un útero que no elegí provocado por un espermatozoide que tampoco elegí. Largos meses de oscuridad en un ámbito acuoso. Luego el horrible pasaje por un estrecho pasadizo. Todavía escucho mis gritos. Nunca pude atravesar un pasillo an